Xi Jinping, presidente de China, no asistirá a la investidura de Donald Trump, pero ha decidido enviar al vicepresidente Han Zheng como su representante especial. Esta decisión se toma más de un mes después de que Trump extendiera la invitación, una medida poco común ya que no se espera que jefes de Estado asistan a la investidura de un presidente estadounidense.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China indicó que la decisión refleja el deseo de trabajar con el nuevo gobierno de Estados Unidos para mejorar el diálogo y la cooperación mutua.
El hecho de que Xi no participe directamente en la ceremonia ha sido interpretado como una señal de que China busca mantener una relación diplomática sin ceder a presiones protocolares.
Expertos sugieren que la misión de Han es principalmente simbólica, con el fin de mostrar cortesía hacia Trump sin comprometer a Xi a una reunión formal en la investidura. Esto ocurre en un contexto de creciente rivalidad entre China y Estados Unidos, con figuras clave del gabinete de Trump adoptando posturas confrontativas hacia Beijing.
El vicepresidente Han Zheng también representó a Xi en eventos anteriores, como la coronación del rey Carlos III, y su ausencia en eventos internacionales importantes ha sido una constante en la diplomacia china bajo el liderazgo de Xi.
La decisión de enviar a Han en lugar de al propio Xi a la investidura de Trump subraya el enfoque pragmático de China, que prefiere interacciones diplomáticas directas a nivel de liderazgo mientras gestiona sus relaciones con Estados Unidos de manera cautelosa.