Un nuevo episodio de violencia sectaria entre musulmanes sunitas y chiítas ha sacudido el distrito de Kurram, en la provincia paquistaní de Khyber Pakhtunkhwa, dejando al menos 32 muertos y decenas de heridos.
Durante los enfrentamientos, se incendiaron mercados, casas y propiedades gubernamentales, intensificando las tensiones en una región históricamente afectada por conflictos interreligiosos. Las autoridades locales informaron que ambas comunidades se atacaron mutuamente con armas pesadas y automáticas.
Los hechos ocurrieron días después de un ataque mortal en la misma zona que cobró la vida de más de 40 personas. En respuesta, las autoridades impusieron un toque de queda, suspendieron los servicios móviles y desplegaron fuerzas de seguridad, aunque los esfuerzos por restaurar la paz han sido criticados como insuficientes. Los residentes denuncian la falta de protección gubernamental y el creciente deterioro de la situación.
Kurram, una región montañosa fronteriza con Afganistán, ha sido escenario de numerosos conflictos sectarios a lo largo de los años. En Pakistán, la población chiíta representa el 15 % de los 240 millones de habitantes de mayoría sunita.
Aunque ambos grupos coexisten mayormente en paz, Kurram se ha convertido en un epicentro de violencia sectaria, donde cientos de personas han perdido la vida en ataques similares en la última década.