En su primer encuentro oficial, el vicepresidente de EE. UU., JD Vance, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reafirmaron su compromiso de trabajar por una paz duradera en Ucrania. La reunión, celebrada en la Conferencia de Seguridad de Múnich, contó con la presencia del secretario de Estado, Marco Rubio, y del representante especial de Trump para el conflicto, Keith Kellogg.
Aunque no se concretaron acuerdos definitivos, ambas partes acordaron seguir negociando, especialmente sobre la propuesta de Washington para que Ucrania brinde acceso a sus recursos naturales a cambio de apoyo estadounidense.
Mientras tanto, el secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, sugirió desde Varsovia que un alto el fuego temporal podría ser un primer paso para abrir negociaciones. Sin embargo, dejó claro que Washington ve como poco probable que Ucrania recupere los territorios ocupados en 2014 por grupos prorrusos.
En la Conferencia de Múnich, líderes europeos como Ursula von der Leyen y Mark Rutte insistieron en que cualquier acuerdo de paz debe ser duradero y consultado con los aliados de la OTAN y la UE.
Por su parte, varios líderes europeos, incluidos el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, y el canciller español, José Manuel Albares, enfatizaron la importancia de que Europa tenga voz en el proceso.
Zelenski también subrayó que cualquier estrategia para lograr la paz debe incluir a la UE antes de que el presidente Trump inicie conversaciones con su homólogo ruso, Vladímir Putin.
La incertidumbre sobre el futuro de Ucrania y el papel de EE. UU. sigue marcando las discusiones en Múnich, con una creciente presión europea para influir en las negociaciones.