El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a Washington el sábado con un tono de victoria para dar inicio a los actos previos a su investidura. Los eventos, sin embargo, fueron alterados por las bajas temperaturas previstas para el lunes, lo que obligó a trasladar la ceremonia de toma de posesión al interior del Capitolio.
Trump, acompañado de su esposa Melania y su hijo Barron, aterrizó pasadas las 19:00 hora local (00:00 GMT del domingo) en el aeropuerto Dulles de Virginia, luego de partir desde su residencia en West Palm Beach, Florida, donde ha vivido durante los últimos cuatro años.
A su llegada, Trump y Melania descendieron del avión entre los destellos de los fotógrafos. El presidente electo, con su característico gesto de victoria, saludó a los periodistas y expresó brevemente su entusiasmo. Junto a ellos, también llegaron algunos de sus hijos, como Ivanka con su esposo Jared Kushner, y Eric con su esposa Lara.
Trump comentó que no lamentaba el cambio de ubicación de la ceremonia, ya que las condiciones climáticas representaban un riesgo para las multitudes. En una entrevista con NBC News, dijo: “La decisión fue la correcta. Estaremos cómodos en el interior”.
El evento del sábado continuó con Trump y su familia dirigiéndose al club de golf en Virginia, donde el presidente electo pronunció un breve discurso. La noche la pasaron en Blair House, la residencia oficial para invitados del presidente, ubicada frente a la Casa Blanca.
Este domingo se llevará a cabo un mitin en el Capital One Arena, denominado “mitin de la victoria”, al que asistirán figuras como el vicepresidente JD Vance, el magnate Elon Musk y el legendario luchador Hulk Hogan, entre otros.
Trump asumirá la presidencia con una baja popularidad para su antecesor, Joe Biden, quien tiene una aprobación del 36%, según una reciente encuesta de The Wall Street Journal.
Al iniciar su segundo mandato, Trump se enfrenta a una división de opiniones sobre lo que se espera de él, con un 53% de los encuestados exigiendo cambios significativos, mientras que un 60% se opone a algunas de sus promesas clave, como la disolución del Departamento de Educación.