El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció la suspensión total de la ayuda financiera a Sudáfrica, en respuesta a la reciente ley aprobada en ese país que permite la expropiación de tierras sin compensación en determinadas circunstancias.
Según Washington, esta medida afecta principalmente a la minoría afrikáner, descendientes de colonos europeos. La orden ejecutiva firmada por Trump establece que todas las agencias gubernamentales, incluida la USAID, deberán detener cualquier asistencia a la nación africana.
Además de cortar la ayuda económica, la Casa Blanca ha ordenado priorizar el reasentamiento de refugiados afrikáneres en EE.UU., argumentando que son víctimas de discriminación racial patrocinada por el gobierno sudafricano.
La decisión también está influenciada por la postura de Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde acusó a Israel de genocidio, y por su creciente acercamiento diplomático y comercial con Irán.
Por su parte, el presidente Cyril Ramaphosa ha negado que su gobierno esté confiscando tierras de manera arbitraria y ha defendido la reforma agraria como una vía para corregir desigualdades históricas.
Ramaphosa aseguró que Sudáfrica sigue comprometida con el Estado de derecho y la justicia, y expresó su disposición a dialogar con la administración de Trump para aclarar la situación.
Mientras tanto, el Ministro de Exteriores, Ronald Lamola, confía en que el gobierno estadounidense reconsidere su postura tras una evaluación más profunda de las políticas sudafricanas.