El presidente electo Donald Trump ofreció un discurso en Washington D.C. antes de su toma de posesión, destacando sus planes para reforzar la seguridad fronteriza, combatir la inmigración ilegal y restaurar la economía.
Trump prometió iniciar la mayor operación de deportación en la historia del país y revertir las políticas de la administración Biden, calificándolas como «radicales e insensatas».
Además, atribuyó a su equipo de transición el reciente alto el fuego entre Israel y Hamás y prometió resolver conflictos globales como la guerra en Ucrania y la tensión en Oriente Medio. Trump también anunció la construcción de un escudo antimisiles y la desclasificación de documentos históricos sobre el asesinato de John F. Kennedy y Martin Luther King.
Con críticas a la gestión saliente y un llamado a restaurar el «patriotismo» en las instituciones, reiteró su lema de campaña: «Hacer a Estados Unidos grande otra vez», asegurando que evitará una tercera guerra mundial y transformará al país.
Trump vuelve con su promesa de campaña habitual sobre la inmigración.
Detener la inmigración ilegal no es tan sencillo como un decreto.
¿Cómo planea implementarlo desde el primer día? Suena ambicioso.
Una estrategia que busca ganar apoyo de su base conservadora.
Detener la inmigración ilegal requiere cooperación internacional, no solo promesas.
Este tema sigue siendo clave en sus discursos de campaña.
Suena a una repetición de promesas pasadas.
La inmigración es un tema complejo, no hay soluciones inmediatas.
La efectividad de esta promesa dependerá de las políticas reales.
Retoma su enfoque duro sobre inmigración para captar atención mediática.