El presidente de EE.UU., Donald Trump, emitió una orden ejecutiva que obliga a las prisiones federales a trasladar a las reclusas transgénero a centros para hombres y suspender los tratamientos médicos relacionados con la transición de género.
La medida, implementada en su primer día de mandato, busca limitar el reconocimiento oficial del género únicamente a los sexos masculino y femenino.
Según la orden, el fiscal general deberá garantizar que no se utilicen fondos federales para financiar procedimientos médicos, tratamientos o medicamentos “destinados a modificar la apariencia de un recluso para ajustarse al sexo opuesto”.
La organización feminista radical Frente de Liberación de la Mujer celebró la decisión, calificándola como una “gran victoria” para las mujeres cisgénero, argumentando que la normativa anterior comprometía su seguridad.
Por otro lado, activistas de derechos LGBTQ+, como Shannon Minter, del Centro Nacional para los Derechos de las Lesbianas, advirtieron que esta política podría aumentar las violaciones y agresiones físicas en las cárceles, además de limitar la capacidad de las autoridades penitenciarias para garantizar la seguridad en las instalaciones.
Actualmente, las prisiones federales albergan a unos 2.300 reclusos transgénero, equivalentes al 1.5 % de la población carcelaria total. En años recientes, algunos de estos reclusos han recibido tratamientos hormonales y cirugías financiadas por el Gobierno, según datos de AP.