Rusia ha señalado que no ve ninguna acción concreta por parte de Ucrania ni de los países occidentales que indique una verdadera disposición para negociar la paz.
A pesar de que se menciona la necesidad de conversaciones de paz, Moscú sostiene que los suministros de armas a Ucrania y los ultimátums a Rusia no son señales de que Occidente esté interesado en un acuerdo. Además, las autoridades rusas critican la decisión del gobierno de Zelenski de mantener la prohibición legal de negociar con Moscú.
Uno de los principales obstáculos, según Rusia, es la legitimidad del gobierno de Ucrania, cuyo mandato expiró en mayo de 2024 debido a la suspensión de las elecciones presidenciales.
Moscú considera que esta situación mina la posibilidad de entablar diálogos, ya que no reconoce al régimen actual como legítimo para representar los intereses de Ucrania en cualquier proceso de paz. A pesar de estas barreras, Rusia ha reafirmado su disposición a negociar el fin del conflicto bajo los acuerdos de 2022, pero subraya que la solución debe ser definitiva, justa y sostenible.
Moscú también ha dejado claro que cualquier intento de congelar el conflicto o buscar una tregua temporal es inaceptable, pues su enfoque apunta a resolver las causas profundas de la crisis.