Eduardo Roust dio a conocer este sábado su decisión sorpresa de renunciar a su cargo como subsecretario de Medios de Argentina, en la que sería la primera salida de un funcionario desde el comienzo del mandato de Javier Milei.
En un comunicado Roust, que secundaba en el área a Belén Stettler, indicó que su veredicto se debe a «motivos estrictamente personales».
«El vértigo que tiene el territorio digital o el mundo moderno de las comunicaciones, requiere de una velocidad informativa sin precedentes. Estas circunstancias hacen que el trabajo resulte para mí un poco ‘inhumano’ y me aparte de cuestiones esenciales de mi vida», señalo.
Qué sorpresa. Es comprensible que el ritmo actual sea abrumador. Espero que pueda encontrar el equilibrio entre su vida personal y profesional pronto.
Una lástima ver a un profesional tan capaz partir. El mundo digital exige mucho, pero es crucial cuidar nuestra salud y bienestar.
La velocidad del mundo digital puede ser agotadora. Entiendo su decisión, aunque es una pérdida para el equipo. Esperemos que encuentre un nuevo balance entre trabajo y vida personal.
Interesante reflexión sobre la presión en el mundo de las comunicaciones. Es necesario reconocer cuando el trabajo nos aleja de lo esencial.
Su renuncia refleja un aspecto crucial: el impacto del ritmo vertiginoso en las comunicaciones. Espero que esta decisión le brinde la tranquilidad y el espacio necesario para priorizar su bienestar.
Las demandas del mundo digital pueden ser abrumadoras. Comprendo su decisión. Es clave reconocer cuando el trabajo afecta nuestra calidad de vida.
¿Será que Milei es el cambio que Argentina necesita o solo más de lo mismo?
Milei es la sacudida que Argentina necesita para romper con la misma política de siempre. Su enfoque radical puede ser lo que finalmente traiga un cambio real y necesario. ¡Es hora de dejar atrás la mediocridad y darle una oportunidad a nuevas ideas!
¡Qué drama! Seguro el próximo funcionario renuncia por una razón aún más loca.
¿Qué tal si en lugar de renunciar, el funcionario lucha por su puesto? ¡Pura emoción!
¿Luchar por un puesto que no valora la ética y la integridad? Mejor renunciar y mantener la dignidad. La verdadera valentía está en no tolerar la corrupción. ¡Menos emoción, más principios!