Los rebeldes del M23, respaldados por Ruanda, reanudaron sus ataques en la República Democrática del Congo tras una pausa de dos días, avanzando en la provincia de Kivu del Sur a pesar de los llamados de alto el fuego de líderes regionales. El conflicto ya ha obligado a más de 500,000 personas a desplazarse este año, agravando la crisis humanitaria en la región.
El gobierno congoleño acusa a Ruanda de apoyar a los rebeldes para saquear sus recursos, mientras que Kigali niega las acusaciones y advierte sobre una posible amenaza contra su territorio.
La ONU estima que los recientes combates en Goma han dejado cerca de 3,000 muertos, mientras que la suspensión de ayuda de EE.UU. ha afectado gravemente los programas humanitarios.
Además, en la provincia de Ituri, combatientes del grupo CODECO mataron a al menos 35 civiles en un ataque nocturno, con informes que sugieren que la cifra de víctimas podría ser mayor. La ONU ha acusado a este grupo de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, aumentando la violencia en una región ya devastada por el conflicto.