Casi dos meses de bloqueo israelí han dejado a los 2.3 millones de palestinos en Gaza dependiendo de verduras enlatadas, arroz, pasta y lentejas, mientras el acceso a carne, lácteos y frutas es prácticamente inexistente.
Las familias, como la de Mariam al-Najjar, sobreviven con comidas mínimas y se enfrentan a precios exorbitantes en mercados casi vacíos. Las cocinas de caridad, que reparten lentejas y arroz, están al borde del cierre por falta de suministros.
La ONU alertó sobre el aumento de la desnutrición infantil, registrando un 80% más de casos en marzo respecto a febrero. Médicos locales advierten que la falta de proteínas y nutrientes tendrá efectos duraderos en la salud de los niños.
Mientras tanto, el hambre se agrava ante la destrucción de granjas, la escasez de agua y el peligro de cruzar zonas militares para acceder a cultivos.
Israel justifica el bloqueo como presión para liberar a los rehenes capturados por Hamás, pero organizaciones humanitarias denuncian que se está usando el hambre como arma, lo que podría constituir un crimen de guerra. Con la ayuda internacional paralizada y las cocinas comunitarias sin recursos, la crisis humanitaria en Gaza se profundiza rápidamente.
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