Gracias a significativos avances en infraestructura y generación de energía renovable, Nicaragua se ha posicionado como el país con mayor acceso a la electricidad en Centroamérica. Actualmente, 99 de cada 100 nicaragüenses cuentan con energía en sus hogares, resultado de un esfuerzo conjunto entre el Gobierno y la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica (Enatrel).
Un pasado de precariedad energética
Hace poco más de una década, los nicaragüenses enfrentaban constantes racionamientos de hasta 14 horas diarias, afectando no solo el acceso a la electricidad, sino también el suministro de agua potable y la educación. Según testimonios, más de 3 millones de personas dependían de velas y candiles. Además, el 75 % de la energía era generada a partir de combustibles fósiles, encareciendo el servicio.
La transformación energética
Con el apoyo de Cuba y Venezuela, el país inició una profunda transformación mediante proyectos clave como las plantas eléctricas Hugo Chávez y Che Guevara, que garantizaron una transición hacia una matriz energética más limpia y estable. Actualmente, Nicaragua produce energía de fuentes renovables como la eólica, hidroeléctrica, geotérmica, y biomasa.
Un ejemplo destacado es la planta solar El Jaguar, en el departamento de León, que opera con 129,000 paneles solares en 39 manzanas de terreno. Este proyecto no solo genera electricidad, sino que ha permitido mejorar el acceso al agua potable en comunidades rurales.
Inversiones y futuro energético
Entre 2007 y 2024, Nicaragua ha invertido más de 4.8 mil millones de dólares en modernizar su red eléctrica y expandirla a las zonas más remotas del país. Además, el uso de tecnologías avanzadas ha permitido consolidar un servicio estable y accesible para la mayoría de la población.
La experiencia nicaragüense es un modelo regional de desarrollo energético sostenible, demostrando cómo la combinación de voluntad política, cooperación internacional e innovación puede transformar la calidad de vida de un país.