En el norte de Siria, más de 130 personas han muerto tras una ofensiva lanzada por grupos islamistas el 27 de noviembre de 2024, que atacaron el Ejército sirio en las provincias de Idlib y Alepo.
Las facciones yihadistas, lideradas por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo vinculado a Al Qaeda, lograron cortar una carretera clave entre el norte del país y la capital, Damasco. El Ejército sirio, respaldado por fuerzas rusas, ha respondido a los ataques con intensos combates en un frente amplio.
El enfrentamiento ha sido particularmente sangriento, con al menos 49 soldados sirios muertos, entre ellos cuatro oficiales, y un general de la Guardia Revolucionaria iraní también pereció en los combates.
Las fuerzas islamistas han logrado tomar varias aldeas estratégicas en la región, lo que ha provocado más víctimas, incluidas 65 de sus propios combatientes. Mientras tanto, la aviación rusa ha intensificado sus bombardeos en la zona, dejando varios civiles muertos, incluidos niños.
La situación sigue siendo tensa, ya que las facciones islamistas continúan avanzando en la provincia de Idlib, considerada un bastión de la oposición.
Este conflicto se suma a años de lucha en Siria, donde más de medio millón de personas han muerto desde el inicio de la guerra en 2011, y millones han sido desplazados.
A pesar de los intentos de alto el fuego entre Rusia y Turquía, las violaciones persisten, y la guerra continúa siendo una de las más devastadoras de la región.