Los Warriors tendrán dos oportunidades para ser campeones por cuarta vez en ocho años. Anoche, en un partido que se disputó durante muchos minutos en el fango, supieron aguantar la reacción de los Celtics en el tercer periodo para terminar cerrando el encuentro con un fantástico último cuarto. Stephen Curry no tuvo su mejor actuación –más bien de las peores–, pero Andrew Wiggins y Klay Thompson se encargaron del trabajo para que Golden State cantase victoria por 104-94.
La realidad es que el partido tuvo momentos para ambos equipos. Quizás espoleados por el último triunfo en Boston, los chicos de Steve Kerr salieron mucho más entonados. El ataque fluía y los Celtics se ahogaban cada vez que buscaban el aro; tanto es así que la noche comenzó con un elocuente 24-8 a favor de los locales. La fiesta no había hecho más que comenzar, pero por cómo se estaba desarrollando, existía riesgo de que nos quedásemos sin partido antes de tiempo. Por suerte para el espectador neutral, Jayson Tatum tenía otros planes.
El alero de los verdes señaló en la previa del Game 5 que tenía que ser mejor; cumplió con ello. Fue el encargado de minimizar daños en el primer cuarto, de mantener a flote a los suyos en el segundo y de incluso hacer realidad la remontada en el tercero. Estuvo inmenso por momentos. Mientras sus compañeros erraban –¡vaya noche la de Jaylen Brown!–, él se encargaba de recordar a los Warriors que el orgullo celtic no se negocia. De sus manos partieron 27 puntos, 10 rebotes y, lo que es más importante, la energía para que Boston convirtiese los fatídicos terceros cuartos en su mejor aliado. Fue tal cual. Si al llegar al descanso Golden State dominaba por 51-38, mediado el tercer periodo los Celtics le habían dado la vuelta al choque para ponerse 55-58 arriba. Había partido.
Pero si Tatum estaba enchufado… qué decir de Klay Thompson. No hace ruido, pero qué muñequita tiene. Cuando Boston estaba en plena efervescencia, Klay se encargó de enfriar los ánimos del rival con dos triples consecutivos. Con Curry prácticamente anulado y Wiggins encargándose de golpear por dentro, fue Thompson quien apareció en el momento justo para llevar calma a los suyos. Golden State no solo frenó el ímpetu de los pupilos de Ime Udoka, sino que incluso logró llegar al último cuarto por delante (75-74) con un triple de Jordan Poole sobre la bocina. Tras el susto, la tendencia volvía a favorecerles.
Wiggins asume la responsabilidad
Cuando Andrew Wiggins fue elegido como All-Star no faltaron críticas. Había quien dudaba de que ese fuese su nivel real; es más, para no pocos se estaba sobrevalorando su aportación a los Warriors. Anoche despejó cualquier duda –si es que quedaban–. El alero concluyó con 26 puntos y 13 rebotes disputando hasta 43 minutos (quien más en su equipo). Sus números fueron muy buenos, pero más lo fue ver cómo en ningún momento le tembló el pulso; ni siquiera en el último cuarto, cuando enlazó varias acciones tan estéticas como efectivas para hacer vibrar al Chase Center. Con él al mando los Warriors abrieron el periodo final con un parcial de 10-0 al que los Celtics no encontraron respuesta. El ataque de Boston encalló entre acciones precipitadas (muchas de un Jaylen Brown que concluyó con un 5 de 18 en tiros de campo) y tiros errados. Por si faltaba algo para desesperar a Tatum y compañía, Thompson, de nuevo tirando de clase, clavaba un triple a dos minutos del final que ponía el game over al quinto partido de las Finales.
Acaba la racha de Curry
132 partidos consecutivos de playoffs (todos los de su carrera) llevaba Stephen Curry anotando al menos un triple… hasta anoche. La defensa de Boston le condujo a un 0 de 9 desde la larga distancia para quedarse en 16 puntos. Pese a ese logro de los verdes, la victoria fue para Golden State, algo que jamás había ocurrido en las Finales cuando un jugador había hecho un 0 de 7 en triples (o peor). Eso sí, Curry tiene ahora la segunda peor actuación de la historia en este apartado tras el 0 de 11 que realizó John Starks en 1994.
Pérdidas de Boston
No por haberlo escuchado antes hay que dejar de decirlo. Boston perdió en el Game 5 hasta 18 balones (nueve entre Tatum y Brown) para recalcar que con esos guarismos tienen casi imposible vencer. Para ser exactos están en un 1-7 en playoffs cuando tienen al menos 16 pérdidas. Por supuesto que la defensa de Golden State tiene mucho que ver, pero no es menos verdad que muchas llegan al forzar acciones que desde el primer momento parecen abocadas al fracaso. Sin duda, necesitan mejorar esto si quieren forzar el séptimo partido.
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