Las fuerzas israelíes continúan su ofensiva en Cisjordania ocupada con el asalto al campo de refugiados de Nur Shams, donde ordenaron la evacuación forzosa de residentes mediante altavoces en una mezquita.
La operación militar, que ya lleva casi tres semanas, ha dejado decenas de palestinos muertos y al menos 40.000 desplazados, según la UNRWA.
Además de los ataques en campos de refugiados, el ejército israelí ha intensificado su presencia en otras localidades, utilizando gases lacrimógenos y munición real contra civiles, incluidos estudiantes y ancianos.
Según expertos en derechos territoriales, esta ofensiva forma parte de una estrategia más amplia para remodelar el control israelí en Cisjordania, aislando comunidades palestinas y levantando nuevos muros en la región del valle del Jordán.
La UNRWA ha calificado la actual ofensiva como la más prolongada en Cisjordania desde la Segunda Intifada. Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos han denunciado el creciente número de niños palestinos asesinados, que ha aumentado en un 200% en los últimos 16 meses, según datos de UNICEF.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia, exigiendo el fin de las hostilidades y la protección de la población civil.
UNICEF ha reiterado su llamado a detener los ataques contra menores y garantizar su seguridad en medio del conflicto.
Mientras el conflicto se intensifica, las denuncias de evacuaciones forzosas, destrucción de viviendas y expansión de asentamientos siguen alimentando temores de una crisis humanitaria aún mayor en la región.