Israel liberó a Ahmad Manasra, un joven palestino que fue condenado por intento de asesinato a los 13 años tras participar en un ataque con cuchillos en Jerusalén Este en 2015.
Durante el incidente, su primo murió abatido y un niño israelí resultó gravemente herido. Manasra fue atropellado, golpeado y objeto de burlas antes de ser arrestado. Fue sentenciado a nueve años y medio de prisión y liberado tras cumplir la pena.
Durante su encarcelamiento, Manasra fue recluido en aislamiento y desarrolló esquizofrenia, según informes médicos. Su salud mental se deterioró al punto de que intentó hacerse daño en varias ocasiones, y fue trasladado periódicamente a áreas psiquiátricas donde recibió tratamiento.
Pese a múltiples apelaciones, los tribunales israelíes rechazaron su liberación anticipada, argumentando su condena por terrorismo.
La liberación de Manasra ha reavivado las críticas sobre el trato a menores palestinos en cárceles israelíes, especialmente bajo las duras condiciones que, según grupos de derechos humanos, se han intensificado desde el inicio de la guerra en Gaza.
Las autoridades israelíes han defendido sus políticas carcelarias, mientras organizaciones denuncian abusos y un deterioro sistemático en la salud de los prisioneros palestinos.