El ejército israelí detuvo al director del Hospital Kamal Adwan, el último en funcionamiento en el norte de Gaza, tras una redada que dejó el centro médico fuera de servicio.
Según Israel, el hospital era un «bastión terrorista» de Hamás, aunque no se presentaron pruebas. La OMS condenó el ataque, calificándolo como una «sentencia de muerte» para miles de palestinos que dependían del sistema de salud colapsado.
El Ministerio de Salud en Gaza reportó que las fuerzas israelíes interrogaron a decenas de miembros del personal médico, mientras 25 pacientes en estado crítico permanecen en el hospital sin posibilidad de traslado seguro. Hamás negó categóricamente la presencia de combatientes en el hospital y pidió una investigación internacional sobre lo ocurrido.
Desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre, más de 45,000 palestinos han muerto, la mayoría niños y mujeres, y gran parte de Gaza ha sido destruida. La OMS reiteró su llamado al alto el fuego y denunció que las hostilidades han devastado las mínimas operaciones médicas que quedaban en la región.