Los escándalos que rodean los abusos sexuales contra menores cometidos por miembros de la Iglesia Católica en España y Bolivia continúan saliendo a la luz. Esta vez se ha reavivado el impactante caso del cura y jesuita español Luis Tó González, quien fue condenado a cárcel por abusar de una niña y enviado luego al país andino a dar clases de ética sexual a aprendices religiosos.
El expediente de Tó González fue difundido por el medio español El País, periódico que recientemente destapó el escándalo del sacerdote y jesuita español Alfonso Pedrajas.
González fue denunciado en 1992 y condenado a prisión por dos años, más seis años de inhabilitación para ejercer su oficio de profesor en la mencionada institución educativa, luego que la Lusticia lo considerara culpable de abusar sexualmente, en dos ocasiones, de una menor de 8 años de edad.
Según la sentencia reseñada por el medio citado, el padre Tó se aprovechó de la niña al besarla y tocarla, cuando era su alumna de catequesis para el bautismo. El tribunal de Barcelona fundamentó su fallo en las declaraciones de la pequeña, quien explicó durante el juicio todo lo sucedido.
Tras los abusos de Tó, la directiva del colegio católico, integrada por representantes de la Iglesia española, ocultó las agresiones del sacerdote jesuita y le hizo una fiesta de despedida para enviarlo a Bolivia, donde continuó abusando de decenas de menores.
Desde que se supo que Tó también cometió abusos contra infantes en el país suramericano, además de las que ya había perpetrado en España, las víctimas de este agresor sexual denuncian que la Iglesia y los jesuitas nunca han explicado, ni mucho menos han pedido disculpas, por los delitos cometidos por sus integrantes, sino que se han dedicado a encubrirlos y protegerlos.
En ese sentido, las víctimas del cura Tó y de otros clérigos, como Pedrajas o el sacerdote catalán Francesc Peris, quien también cometió actos de pederastia en Bolivia contra decenas de menores, han pedido que la Iglesia, como institución, aclare todos los hechos y repare a las centenares de víctimas que han dejado estos religiosos en ambos países.
Que sin vergüenza son, les debe dar vergüenza tales cosas.