Human Rights Watch denunció que Estados Unidos expulsó en febrero a 299 migrantes de países no latinoamericanos hacia Panamá sin permitirles solicitar asilo, violando el derecho internacional.
El informe, titulado “A nadie le importó, nadie nos escuchó”, acusa a EE. UU. de negarles el debido proceso a personas que temían por su vida si regresaban a sus países de origen.
El informe también señala que muchos fueron incomunicados y aislados en Panamá, sin acceso a sus teléfonos ni visitas, lo que agravó su situación. Procedentes de países como Irán, Afganistán, Rusia y Eritrea, algunos migrantes relataron maltratos durante su expulsión y el impacto psicológico que esto tuvo sobre sus familias, especialmente los niños.
HRW exige que se permita el retorno de estas personas a EE. UU. para que puedan presentar sus solicitudes de asilo. Mientras tanto, Panamá otorgó permisos humanitarios temporales, aunque su sistema de asilo es lento y sin plazos claros, lo que podría dejar a estos migrantes en una situación prolongada de incertidumbre.