La decisión del gobierno de Donald Trump de eliminar más del 90% de los contratos de ayuda exterior y recortar aproximadamente 60,000 millones de dólares en fondos ha tenido un impacto devastador en la asistencia humanitaria mundial.
En Haití, más de medio millón de personas se verán afectadas, sumado a que ya 13,000 personas han perdido el acceso a la asistencia alimentaria, según informes de la organización Acción Contra el Hambre y datos de la ONU, que señalan que 5.5 millones de haitianos viven en condiciones de inseguridad alimentaria aguda.
Estos recortes han llevado al cierre de cerca de 10,000 contratos con USAID, afectando programas esenciales en múltiples países frágiles. En el Congo, Etiopía, Senegal, Sudán del Sur, Colombia, Sudán, Bangladesh, Mali, Burkina Faso, Somalia, Ucrania, Afganistán, Siria, Kenia, Tailandia, Nigeria, Filipinas, Vietnam y Yemen, se han suspendido iniciativas que brindaban acceso a servicios de salud, nutrición, agua, y protección social, exacerbando crisis humanitarias ya existentes y dejando a millones sin recursos vitales.
La medida, anunciada a principios de la semana, se ha ejecutado “por conveniencia e intereses del gobierno de EE.UU.”, según informaciones obtenidas de fuentes anónimas.
La repercusión de estos recortes no solo afecta la calidad de vida de las poblaciones vulnerables, sino que también pone en riesgo la estabilidad regional y la capacidad de respuesta frente a emergencias, generando una alarma global y un llamado a la comunidad internacional para defender el Estado de derecho y la seguridad humanitaria.