El gobierno holandés, liderado por el primer ministro Dick Schoof, se mantuvo unido pese a la dimisión de la ministra Nora Achahbar tras acusaciones de racismo en el gabinete.
Achahbar, de origen marroquí, renunció en protesta por comentarios que vinculaban a jóvenes de ascendencia marroquí con la violencia en Ámsterdam entre seguidores israelíes y palestinos.
La renuncia de Achahbar generó tensiones internas y amenazas de dimisión de otros miembros del partido Nuevo Contrato Social (NSC), socio menor de la coalición. Aunque la coalición sobrevivió, la crisis evidenció divisiones en torno al manejo de la migración y los valores nacionales en Países Bajos.
Por otro lado, las autoridades señalaron que los enfrentamientos en Ámsterdam también fueron provocados por acciones de aficionados israelíes, como quemar una bandera palestina e insultar a árabes. Schoof negó la existencia de racismo en su gobierno y pidió unidad en una semana marcada por la polémica.