Reunidos en su cumbre anual en Río de Janeiro, los líderes del G20 emitieron este lunes una declaración conjunta expresando su “profunda preocupación” por la crisis humanitaria en Gaza y Líbano, así como por las repercusiones globales del conflicto en Ucrania.
El foro, que reúne a las principales economías del mundo, enfatizó la necesidad de garantizar el flujo de ayuda humanitaria en Gaza y exigió el levantamiento de todas las barreras que dificulten su entrega. Además, reafirmaron su apoyo al derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y la visión de una solución de dos Estados.
En relación con Ucrania, a casi tres años de la invasión rusa, los líderes destacaron los efectos negativos del conflicto en la seguridad alimentaria, energética y económica global, pero evitaron mencionar explícitamente a Rusia.
A pesar de las divisiones internas, Brasil, presidente rotativo del G20, logró consensuar un lenguaje que llama a la diplomacia, el diálogo y la resolución pacífica de conflictos como vías para garantizar la sostenibilidad y la prosperidad mundial.
Ojalá que eso no se quede en palabras, porque ya hemos escuchado mucho de paz y no vemos que cambie nada en esos países.
Es bueno que el G20 se pronuncie, pero si no hay acción de verdad, eso no resuelve el problema de la gente que está sufriendo.
Ya el pueblo de Gaza, Líbano y Ucrania lleva demasiado tiempo padeciendo, necesitamos más que discursos, necesitamos soluciones reales.
El llamado a la paz está bien, pero el mundo tiene que unirse de verdad y presionar para que se detengan esos conflictos.
Ojalá que en vez de solo pedir paz, los países ricos dejen de vender armas a los que están en guerra, porque eso es lo que alimenta todo el conflicto.
La paz es lo que todo el mundo quiere, pero si no se toman decisiones firmes, la gente seguirá pagando el precio de los intereses de unos pocos.
Eso está bien, pero la comunidad internacional tiene que hacer más que solo decir palabras bonitas, que hay demasiada gente inocente muriendo.
El G20 tiene mucho poder, si realmente se ponen de acuerdo, pueden lograr algo. El problema es que muchos no quieren soltar sus intereses.
Llamar a la paz está excelente, pero también hace falta un compromiso serio con la reconstrucción de los países afectados por estos conflictos.
Al final del día, lo que la gente quiere es vivir en paz, sin miedo a las bombas ni a las balas. Que el G20 se lo tome en serio y haga algo por los pueblos que están sufriendo.