El primer debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump dejó claras las tensiones y diferencias en la ruta hacia las elecciones de Estados Unidos el 5 de noviembre.
En un escenario polarizado, ambos candidatos se enfrentaron en un intercambio directo sobre temas clave como la economía, la inmigración, y la política exterior, además de los derechos reproductivos.
La economía, principal preocupación para los votantes, fue el primer tema del debate. Harris criticó duramente la gestión de Trump en la frontera, acusándolo de bloquear una solución bipartidista para la crisis migratoria. Trump, en respuesta, insistió en la necesidad de cerrar la frontera y endurecer las políticas migratorias, acusando a Harris y a los demócratas de destruir el país.
Uno de los momentos más acalorados del debate fue cuando Trump defendió su postura sobre los derechos reproductivos, alegando que la decisión sobre el aborto ya está en manos de los estados, mientras que Harris se posicionó a favor de proteger los derechos de las mujeres.
En política exterior, las tensiones no fueron menores. Trump advirtió sobre las posibles consecuencias de una victoria de Harris, afirmando que «en dos años no existirá Israel», mientras que Harris lo acusó de facilitar la expansión de Rusia, diciendo que «si por Trump fuera, Putin estaría ahora sentado en Kyiv».
Este enfrentamiento dejó claro que la contienda presidencial estará marcada por fuertes divisiones ideológicas y estratégicas, en un contexto electoral donde ambos candidatos buscan atraer al pequeño grupo de votantes indecisos.
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