El expresidente peruano Pedro Castillo fue trasladado desde la cárcel hasta un hospital de Lima debido a una descompensación tras iniciar una huelga de hambre el lunes. El tribunal de la Corte Suprema ordenó su evaluación médica para descartar trastornos de salud. Castillo enfrenta un juicio por rebelión, con una solicitud fiscal de 34 años de prisión, tras intentar disolver el Congreso en 2021.
Desde su detención en diciembre de 2022, Castillo ha calificado el proceso en su contra como una «pantomima» y ha rechazado a los abogados asignados. Además, ha solicitado la recusación de una jueza del tribunal. La fiscalía lo investiga también por presunta corrupción, incluyendo irregularidades en ascensos militares y contratos estatales.
Su juicio ha generado tensión política en Perú, donde su destitución provocó meses de protestas con saldo de 50 civiles fallecidos. Mientras sigue su proceso, enfrenta medidas disciplinarias en prisión por la huelga de hambre, que ya le ha causado signos de deshidratación y debilitamiento físico.
Castillo sigue en su línea de victimización para presionar al tribunal.
La huelga de hambre parece más un intento de llamar la atención que una estrategia legal.
Con 34 años de prisión en juego, está usando todas las cartas posibles.
Su traslado al hospital complica aún más su situación en prisión.
La recusación de la jueza es otra jugada para retrasar el juicio.
No solo enfrenta el caso de rebelión, también lo investigan por corrupción.