La Franja de Gaza está llena de municiones sin estallar tras meses de bombardeos, lo que representa un grave peligro, especialmente para los niños.
Atraídos por estos artefactos, muchos menores han resultado mutilados o muertos al intentar recogerlos. Según expertos, dos personas mueren al día por explosivos sin detonar, y la mayoría son niños sin acceso a la escuela.
El caso de Ahmad Azzam, un adolescente de 15 años que perdió una pierna al pisar un explosivo en las ruinas de su casa, refleja la gravedad del problema. ONG y organismos internacionales advierten que la descontaminación podría tardar más de una década, mientras que el bloqueo israelí impide la entrada de materiales esenciales para prótesis y atención médica.
El riesgo se agrava por la falta de información y medidas de prevención. En el norte de Gaza abundan morteros y granadas, mientras que en Rafah predominan proyectiles de artillería. Organizaciones como Save the Children advierten que la crisis humanitaria es insostenible y que los niños amputados enfrentan un futuro incierto sin acceso a cuidados adecuados.
Gaza está llena de municiones sin estallar tras meses de bombardeos.
Los niños son los más afectados al intentar recoger estos explosivos.
Se estima que dos personas mueren al día por detonaciones accidentales.
La mayoría de las víctimas son menores sin acceso a educación.
Ahmad Azzam, de 15 años, perdió una pierna tras pisar un explosivo.