Este lunes, el Gobierno argentino de Javier Milei anunció la disolución de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la reinstauración de la extinta Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Según informó el diario La Nación, la medida será oficializada mediante decreto, según un comunicado de la Oficina presidencial.
La SIDE dependerá directamente del jefe de Estado y estará bajo el control operativo de cuatro nuevas agencias creadas con el objetivo de transformar y modernizar el sistema de inteligencia: el Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y la División de Asuntos Internos (DAI), encargada de supervisar y auditar el manejo de los recursos de las anteriores.
La decisión del Ejecutivo se basó en los resultados obtenidos durante la intervención de la AFI, que tuvo lugar el 12 de diciembre de 2023, según comunicó la Casa Rosada.
«La desnaturalización del rol de la agencia de inteligencia durante décadas fue total; lejos de poner sus recursos al servicio de la protección del pueblo argentino, el organismo fue utilizado para actividades espurias como el espionaje interno, el tráfico de influencias y la persecución política e ideológica», afirmó el Gobierno libertario.
La decisión de disolver la AFI y reinstaurar la SIDE marca un cambio significativo en la política de inteligencia de Argentina bajo el gobierno de Milei.
La creación de nuevas agencias como el SIA y la AFC refleja un intento por modernizar y adaptar el sistema de inteligencia a los desafíos contemporáneos, como la ciberseguridad.
Es crucial que estas reformas garanticen la transparencia y el respeto a los derechos civiles, evitando los abusos del pasado.
La supervisión rigurosa a través de la DAI debería asegurar que los recursos de inteligencia se utilicen de manera ética y efectiva para proteger a los ciudadanos.
La decisión de colocar la SIDE bajo el control directo del jefe de Estado busca centralizar la responsabilidad y la eficiencia en la gestión de la inteligencia.
La crítica al pasado de la AFI como un organismo utilizado para fines no éticos subraya la necesidad de reformas profundas y estructurales.
La protección de los derechos humanos y la privacidad debe ser una prioridad en la nueva arquitectura de inteligencia propuesta.
Las nuevas agencias deben trabajar de manera colaborativa y coordinada para enfrentar las amenazas internas y externas de manera efectiva.