Estados Unidos ha exigido que Hezbolá sea excluido del gobierno del Líbano, considerándolo una «línea roja» en su política hacia el país.
Morgan Ortagus, enviada adjunta para Oriente Medio de Estados Unidos, expresó que la presencia del grupo armado en el gobierno libanés no es aceptable para Washington, a pesar de que Hezbolá, respaldado por Irán, ha sido debilitado por la reciente guerra contra Israel. Ortagus destacó que Hezbolá no debería «aterrorizar» al pueblo libanés ni formar parte de las instituciones gubernamentales.
La declaración de Ortagus fue respondida rápidamente por el jefe del bloque parlamentario de Hezbolá, Mohammed Raad, quien calificó los comentarios como una «interferencia flagrante» en los asuntos internos del Líbano y una agresión contra un componente esencial de la política libanesa.
Esta visita de Ortagus se produce en un momento crítico, con un proceso de formación de gobierno estancado debido a disputas sobre los cargos ministeriales, en los que Hezbolá y su aliado, el Movimiento Amal, insisten en la inclusión de ministros musulmanes chiítas.
Además, Ortagus abordó la situación de seguridad en el sur del Líbano, mencionando el retraso en la retirada de las fuerzas israelíes de la zona. Aunque el alto el fuego negociado por Estados Unidos y Francia estipulaba un plazo de 60 días para la retirada israelí, el ejército israelí sigue operando en la región.
Ortagus reiteró que el 18 de febrero es la nueva fecha establecida para el redespliegue de las tropas israelíes, aunque no dio detalles sobre la retirada definitiva.