Estados Unidos anunció que no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, tras su juramentación para un nuevo mandato ante la Asamblea Nacional controlada por el chavismo.
El secretario de Estado, Antony Blinken, pidió que Edmundo González Urrutia, considerado por Washington como el ganador legítimo de las elecciones, sea investido como mandatario.
En paralelo, el gobierno estadounidense aumentó la recompensa por información que permita capturar a Maduro y a Diosdado Cabello, a quienes acusa de narcotráfico y corrupción, ofreciendo 25 millones de dólares por cada uno.
Asimismo, se fijó una recompensa de 15 millones de dólares por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino. La investidura de Maduro fue calificada como una «farsa» por funcionarios estadounidenses, quienes destacaron su apoyo a la oposición venezolana.
La postura de Estados Unidos intensifica la presión internacional contra el régimen de Maduro, mientras el líder opositor Edmundo González agradeció el respaldo de Washington. La situación genera tensiones en Venezuela, con la oposición denunciando un golpe de Estado por parte del chavismo.