El Departamento de Justicia de EE.UU. acusó a 12 ciudadanos chinos, incluidos hackers mercenarios y agentes de seguridad, por ciberataques contra disidentes, medios, agencias estadounidenses y universidades.
Entre los implicados están empleados de I-Soon, una empresa de hackeo contratada por el gobierno chino para espiar y robar datos.
Las acusaciones revelan que I-Soon atacó a críticos del régimen chino en EE.UU., agencias gubernamentales y universidades. También se señala que el Ministerio de Seguridad Pública de China habría asignado tareas a estos hackers, aunque en algunos casos actuaban por su cuenta y luego vendían la información al gobierno.
Otra acusación apunta a dos hackers chinos por infiltrarse en empresas tecnológicas, contratistas de defensa y sistemas de salud de EE.UU., incluido el Departamento del Tesoro. Washington impuso sanciones y ofreció hasta 2 millones de dólares por información sobre ellos.
EE.UU. advierte que China ha desarrollado un ecosistema de hackers por encargo que ha infiltrado cientos de sistemas en el extranjero.