Nada parece ser capaz de detener el plan de «motosierra» de Javier Milei. Empeñado en reducir al Estado argentino a sus huesos y obsesionado con la idea de volver a equilibrar las cuentas públicas, el presidente de Argentina repite una y otra vez que ha despedido a 50.000 funcionarios desde que llegó al poder en diciembre, ¡y que esto es sólo el principio!
A principios de esta semana, el portavoz presidencial anunció que 15.000 contratos del sector público no se renovarían después del 31 de marzo, y que otros 55.000 estaban siendo revisados.
Desde el comienzo de la semana, miles de empleados de los ministerios, la agencia nacional de seguridad social, el organismo público de investigación científica y el servicio meteorológico nacional han sido notificados de su despido.
El secretario general del sindicato ATE, Rodolfo Aguiar, denunció la crueldad de Javier Milei y anunció que el gremio de la función pública se movilizará la próxima semana. Además de la huelga nacional del 5 de abril, pide a todos los funcionarios despedidos que regresen a sus lugares de trabajo el 3 de abril, reservándose el derecho a ocupar pacíficamente los edificios públicos.
¿Y si los despidos masivos son necesarios para una renovación positiva? ¡Polémico, pero posible!
¿Y si en lugar de despedir, implementan un programa de reentrenamiento laboral? ¡Piénsenlo!