El presidente de Colombia, Gustavo Petro, solicitó apoyo a Nicolás Maduro para abordar la violencia en la frontera del Catatumbo, donde más de 80 personas han muerto y 36,000 han sido desplazadas.
La región enfrenta combates entre el ELN y disidentes de las FARC, agravados por el narcotráfico y la ausencia de la fuerza pública. Petro reconoció el fracaso en controlar la situación y anunció un «estado de conmoción interior».
La frontera del Catatumbo es una importante ruta de tráfico de cocaína y refugio para grupos armados. Aunque Colombia intenta rescatar a los desplazados, no ha logrado replegar a los rebeldes.
El ELN mantiene control en ciertas áreas, imponiendo castigos que incluyen la prohibición de recoger cadáveres. La violencia también se extiende a otras regiones, como el Cauca, donde un atentado dejó heridos.
Petro, quien promueve la paz con grupos armados desde 2022, enfrenta críticas por su aparente indulgencia. Mientras líderes como «Timochenko» condenan las acciones del ELN, la oposición señala que estas organizaciones se han fortalecido durante su mandato, complicando aún más la resolución del conflicto.