La Laguna Azul (Blue Lagoon) de Islandia, una famosa atracción turística conocida por sus aguas termales, cerró temporalmente por la actividad sísmica en la región. Esta amenaza es motivo de preocupación, ya que la península de Reykjanes, hogar tanto de la Laguna Azul como del aeropuerto internacional de Keflavik, registró alrededor de 1.400 sismos en un lapso de 24 horas hasta el mediodía del jueves 9 de noviembre, informó la Oficina Meteorológica de Islandia.
Conforme a la frecuencia y magnitud de los sismos, los responsables de Blue Lagoon, el balneario geotermal de Grindavik, decidieron suspender sus operaciones, con una clausura preventiva que comenzó el jueves y se extenderá durante una semana, hasta el 16 de noviembre.
A pesar de que las autoridades no aumentaron el actual nivel de incertidumbre durante este período de actividad sísmica, el bienestar de los visitantes y empleados fue primordial para tomar esta decisión. En un año normal, cientos de miles de personas frecuentan este lugar, que alcanzó récord de 1.300 millones de visitantes en 2017.
Islandia, que cuenta con más de 600 manantiales naturales de agua caliente, es uno de los lugares con mayor actividad volcánica del planeta, y la península de Reykjanes, en lugar de tener un volcán central, está dominada por un valle de falla geológica, con campos de lava y conos.
Adicionalmente, en las últimas 24 horas, otros 800 sismos fueron medidos, principalmente en la misma zona y a la misma profundidad, aproximadamente cinco kilómetros por debajo del nivel del suelo, anunció The New York Times.
El cierre temporal de la Laguna Azul de Islandia destaca la preocupación por la actividad sísmica en la región.
La decisión de cerrar temporalmente resalta la sensibilidad hacia la seguridad en situaciones geológicas adversas.
La península de Reykjanes, hogar de la Laguna Azul, experimentó alrededor de 1.400 sismos en un lapso de 24 horas, según la Oficina Meteorológica de Islandia.
La seguridad de visitantes y empleados es la prioridad durante este período de actividad sísmica.
Aunque no se aumentó el nivel de incertidumbre, la decisión se basa en garantizar el bienestar en un lugar visitado por cientos de miles de personas anualmente.
Islandia, con su alta actividad volcánica, enfrenta desafíos geológicos únicos, como se evidencia en la península de Reykjanes.
La medida refleja la responsabilidad ambiental y de seguridad en la gestión de atracciones turísticas en zonas geológicamente activas.
La decisión de cerrar la Laguna Azul es comprensible dada la actividad sísmica. La seguridad siempre debe ser prioridad, incluso en lugares tan hermosos como este.
Es triste ver cómo la naturaleza puede afectar incluso a lugares turísticos icónicos.
Esperemos que la situación se estabilice pronto.
La cantidad de sismos es impresionante. Esperemos que haya planes de contingencia bien establecidos.
Espero que los habitantes locales estén a salvo.
Esperemos que este cierre sea temporal y que la Laguna Azul pueda reabrir pronto.