El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, calificó a Edmundo González Urrutia como «presidente electo» de Venezuela, desconociendo el resultado de las elecciones presidenciales que reeligieron a Nicolás Maduro.
Blinken aseguró que los comicios del 28 de julio reflejaron la voluntad popular a favor de González. En respuesta, el canciller venezolano, Yván Gil, rechazó estas declaraciones, llamando a Blinken «enemigo confeso de Venezuela» e insinuando que se trata de un intento de reeditar un escenario similar al de Juan Guaidó en 2019.
El canciller venezolano criticó duramente al gobierno saliente de Joe Biden y sugirió que Blinken debería reflexionar sobre sus fracasos en la política exterior antes de dejar el cargo.
Además, señaló que el plan de Washington para desestabilizar Venezuela es respaldado por «fascistas y terroristas». Gil también destacó que la Revolución Bolivariana ha demostrado su fortaleza ante los intentos de interferencia extranjera, calificando la postura de Blinken como ridícula.
Por su parte, Edmundo González, actualmente en España, enfrenta una orden de captura internacional solicitada por las autoridades venezolanas.
El excandidato opositor, acusado de delitos relacionados con fraude electoral y terrorismo, alega que las acciones legales en su contra son represalias por su activismo en el extranjero. Mientras tanto, la pugna postelectoral mantiene en tensión las relaciones entre Venezuela y EE.UU.
¡Otra novela política entre Venezuela y EE.UU. comienza!
¿Edmundo González como «presidente electo»? Eso suena a déjà vu de Guaidó.
Blinken sigue insistiendo en meter la cuchara en los asuntos de Venezuela.
Yván Gil no se anda con rodeos; directo al cuello de Blinken.
¿Será esto un último intento de Biden por dejar su huella en América Latina?
Una orden de captura internacional, pero González tranquilo en Europa.
¿Fraude electoral y terrorismo? Las acusaciones están bien pesadas.
Venezuela y EE.UU., dos países con una relación digna de un drama de Netflix.
Blinken debe estar calculando cada palabra; no es fácil este juego político.
Maduro debe estar frotándose las manos con las críticas hacia Blinken.
La Revolución Bolivariana sigue mostrando sus garras ante las sanciones.
Blinken parece despedirse del cargo con este movimiento; ¿estrategia o capricho?
Eso sí que es un lío, Blinken ya se metió en el medio de la vaina con Venezuela.
El tipo no tiene miedo, se fue de una vez a reconocer a Edmundo González, como si nada.
Y ahora Venezuela lo tilda de «enemigo confeso», o sea, la cosa está caliente.
Blinken lo que busca es meterle presión a Maduro, pero eso lo único que está haciendo es complicar más la situación.
A lo que hemos llegado, que ahora todo el mundo se pone a jugar a ser presidente, como si fuera un juego de dominó.
¡Dios mío! Aquí está pasando de todo, ni que se fueran a quedar en paz con este tira y jala.
Blinken tiene sus razones, pero lo que no entiende es que esto en vez de arreglar algo, lo que hace es encender más la llama.
Edmundo González ni sabe lo que le espera ahora, va a tener que salir a defenderse de todos lados.