Un terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro-norte de Birmania, dejando centenares de muertos y heridos. El gobierno militar declaró el estado de emergencia en seis regiones y pidió ayuda internacional, una medida poco común en el país. El sismo, con epicentro cerca de Mandalay, también afectó a Tailandia, donde se reportaron colapsos de edificios y víctimas.
El impacto del terremoto ha sido devastador, con telecomunicaciones e infraestructura severamente afectadas, lo que dificulta el rescate de víctimas. La junta militar estima al menos 200 muertos, pero la cifra podría aumentar. En Tailandia, la primera ministra declaró emergencia en Bangkok tras el derrumbe de varios edificios.
Expertos advierten que este podría ser el terremoto más fuerte en la zona en décadas, y que la mala calidad de las construcciones agrava la crisis. Mientras equipos de rescate buscan sobrevivientes entre los escombros, el desastre golpea a Birmania en un momento de inestabilidad política y económica tras el golpe de Estado de 2021.
Ese terremoto fue devastador, no solo por la magnitud, sino por el contexto en Birmania
Es un desastre en un país que ya está enfrentando una grave crisis política y económica
La cifra de muertos puede seguir subiendo por la dificultad de acceso a las zonas más afectadas
La solidaridad internacional va a ser clave para la ayuda, pero con el gobierno militar en el poder, eso podría complicarse
Birmania está viviendo una tragedia dentro de una tragedia con la inestabilidad política que arrastra desde el golpe de Estado