La guerra entre Hamas e Israel está mostrando una compleja dicotomía entre los esfuerzos diplomáticos y las realidades militares en el terreno. Mientras el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha impulsado un plan de alto el fuego con el apoyo de 17 países, incluyendo España, Israel continúa sus operaciones militares en Gaza.
Biden ha presentado un plan que busca un alto el fuego bilateral y la liberación de los rehenes tomados por Hamas el 7 de octubre. Este plan ha recibido el respaldo de 17 países de Asia, América y Europa, que emitieron un comunicado conjunto «apoyando plenamente» la iniciativa de Biden. Estos países, que han tenido víctimas del conflicto, buscan aumentar la presión para un cese de las hostilidades.
A pesar de estos esfuerzos diplomáticos, las operaciones militares de Israel en Gaza continúan. Israel ha extendido sus operaciones desde el sur de Gaza hacia el centro, específicamente en el campamento de refugiados de Nuseirat. En un ataque reciente, un avión de la Fuerza Aérea israelí bombardeó la escuela de Al-Sardi, administrada por la UNRWA. Según Hamas, el ataque causó al menos 35 muertos, mientras que las Fuerzas Armadas de Israel alegan que la escuela estaba siendo utilizada como un centro de operaciones de Hamas, resultando en la muerte de entre 20 y 30 terroristas.
Este bombardeo deja de manifiesto las contradicciones entre la diplomacia y la realidad militar. Mientras la Casa Blanca logra un consenso internacional en apoyo al alto el fuego, las operaciones militares en Gaza siguen su curso.
España, por ejemplo, ha tomado una postura crítica hacia Israel, uniéndose a la causa contra Israel en la Corte Internacional de Justicia y reconociendo la estatalidad de Palestina. En contraste, Argentina se mantiene firmemente alineado con el gobierno de Benjamin Netanyahu.
La situación actual refleja una compleja interacción entre los esfuerzos diplomáticos por la paz y las dinámicas militares en el terreno, subrayando la dificultad de alcanzar un cese efectivo de las hostilidades en medio de un conflicto tan arraigado.