Las autoridades francesas confirmaron que recientes ataques en prisiones, incluidos tiroteos e incendios de vehículos, están relacionados con la nueva ofensiva contra el narcotráfico.
En el último caso, se disparó un arma automática contra una cárcel en Toulon sin dejar heridos, mientras que coches fueron incendiados en instalaciones penitenciarias en varias ciudades como Villepinte, Nanterre y Marsella.
El ministro de Justicia, Gerald Darmanin, aseguró que estos actos buscan intimidar al personal penitenciario como represalia a las medidas que están «perturbando masivamente» las redes criminales. Por la gravedad y la aparente coordinación de los ataques, los fiscales antiterroristas liderarán la investigación con apoyo de la inteligencia francesa (DGSI), según informaron.
El gobierno ha intensificado su lucha contra el tráfico de drogas, especialmente la cocaína, la cual es considerada una amenaza creciente en Francia. En 2023, 1.1 millones de personas consumieron esta droga al menos una vez, y en 2024 se incautaron 47 toneladas. El sindicato de guardias denunció que el personal se siente amenazado y expuesto, y pidió mayor protección.