La situación humanitaria en el norte de Darfur, Sudán, se ha vuelto insostenible tras los recientes ataques de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) contra campamentos de desplazados como Zamzam y Abu Shouk.
Según la ONU, estos ataques han causado la muerte de al menos 300 personas y han forzado el desplazamiento de más de 450,000, quienes huyen hacia zonas como Tawila atravesando el desierto en condiciones extremas. El acceso humanitario a El Fasher y áreas cercanas está “peligrosamente restringido”, lo que impide la llegada de ayuda esencial.
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han advertido que las personas desplazadas se enfrentan a una “situación absolutamente catastrófica”, sin acceso a agua, alimentos o atención médica.
Más de 170 personas han sido atendidas con heridas de bala y explosiones, muchas de ellas mujeres y niñas. Además, varios desplazados denunciaron que fueron víctimas de robos y agresiones sexuales durante su huida.
La guerra en Sudán, que inició en abril de 2023 entre el ejército regular y las RSF, ha dejado decenas de miles de muertos y más de 12 millones de desplazados.
El país se encuentra dividido entre las zonas controladas por el ejército y aquellas dominadas por las RSF, siendo Darfur una de las regiones más afectadas. Naciones Unidas advierte que sin acceso inmediato para las agencias humanitarias, el riesgo de epidemias, desnutrición y hambruna aumentará rápidamente.
En Darfur no hay guerra, hay infierno en la tierra.
Más de 300 muertos y medio millón huyendo… eso es exterminio, no conflicto.
Sin agua, sin comida y sin médicos… ¿cómo sobrevive esa gente?
La ONU habla, pero las RSF siguen sembrando terror sin freno.
Esos campamentos eran refugio, ahora son tumbas abiertas.