Israel lanzó un ataque aéreo en el este del Líbano, matando a seis personas y dejando dos heridos en la zona de Shaara, en la región de Bekaa.
Según el ejército israelí, el bombardeo tenía como objetivo un sitio de producción y almacenamiento de armas estratégicas de Hezbolá, lo que consideran una violación del alto el fuego firmado en noviembre pasado.
Sin embargo, desde la entrada en vigor de la tregua, Israel ha seguido atacando presuntas posiciones de Hezbolá, mientras que el grupo libanés denuncia estas acciones como agresiones flagrantes.
El acuerdo de alto el fuego estipulaba que el ejército libanés y las fuerzas de paz de la ONU reemplazarían a Hezbolá en el sur del país, pero Israel ha retrasado su retirada alegando que Líbano no ha cumplido completamente con los términos pactados.
A pesar del frágil cese de hostilidades, los ataques israelíes han continuado, especialmente en el valle de Bekaa, un bastión de Hezbolá. A finales de enero, otro ataque en la zona dejó al menos dos muertos, lo que generó condenas por parte del grupo libanés.
El conflicto entre Israel y Hezbolá sigue escalando, con enfrentamientos recurrentes a pesar de los intentos de mediación.
El funcionario de Hezbolá, Ibrahim Moussawi, calificó los bombardeos como «una agresión flagrante» y pidió al gobierno libanés que intervenga para detener los ataques israelíes. Mientras tanto, la tensión en la frontera sigue aumentando, poniendo en duda la estabilidad del alto el fuego.