La ONU ha actualizado este lunes su lista de puntos negros del hambre, a la que se incorporan Haití, Sudán y el Sahel, en un momento en el que los expertos internacionales temen no sólo las consecuencias de contextos de violencia y conflicto sino también de fenómenos meteorológicos como ‘El Niño’, que se prevé más frecuente este año.
El Programa Mundial de Alimentos (FAO) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han pedido medidas urgentes ante la concatenación de crisis en zonas que ya adolecen de graves carencias. Las dos agencias, que examinan el periodo que va de junio a noviembre, han detectado 18 puntos preocupantes en materia de inseguridad alimentaria, repartidos en un total de 22 países.
A Afganistán, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen se añaden en el máximo nivel de preocupación Haití, marcado por la inestabilidad política y la violencia de las pandillas; Sudán, escenario de combates entre las principales facciones armadas desde mediados de abril; y Burkina Faso y Malí, dos países que reflejan los actuales desafíos del Sahel.
En todos ellos, los expertos detectan o temen que se produzcan situaciones límite a nivel alimentario, un abismo al que se asoman también República Democrática del Congo, República Centroafricana, Etiopía, Kenia, Pakistán y Birmania. La ONU también ha añadido como potencial foco de hambre a Líbano y Malaui, así como a toda Centroamérica –El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
En el caso de Sudán, la ONU estima que más de un millón de personas huyan del país y otros 2,5 millones se conviertan en desplazados internos, lo que previsiblemente elevará el grado de necesidades tanto en territorio sudanés como en el de los países vecinos. Además, el informe avisa de que la inseguridad puede provocar una merma del flujo de la ayuda humanitaria y también cortes en las rutas de suministro, especialmente por las menores entrada y salidas desde Port Sudan.
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