El fiscal del Vaticano, Alessando Diddi, solicitó hoy 7 años y 3 meses de reclusión para el cardenal italiano Angelo Becciu, quien ejerció entre 2011 y 2018 como número dos de la Secretaría de Estado vaticana, en el juicio en el que se le acusa de graves violaciones financieras que dañaron a la Santa Sede.
Para Becciu y los otros nueve imputados – funcionarios vaticanos, financieros e intermediarios – en este juicio sobre las irregularidades en la gestión de los fondos del Vaticano que inició hace dos años, Diddi pidió un total de 73 años y un mes de reclusión más penas de inhabilitación y resarcimientos.
Ahora el proceso, en el que por primera vez un cardenal se sienta en el banquillo, será suspendido por las vacaciones de verano y se reanudará el 27 de septiembre. El veredicto podría llegar antes de Navidad.
La tesis de la acusación presentada por el “promotor” (el fiscal de justicia vaticano) es que la Secretaría de Estado, en el momento en que Becciu era Sustituto de Asuntos Generales, es decir, el hombre clave de la burocracia vaticana, invirtió una cuantiosa suma en una operación altamente especulativa para la compra de un edificio en Londres y que creó un gran agujero de entre 139 y los 189 millones de euros en las arcas vaticanas.
Precisamente, la pena que pidió el fiscal para Becciu fue de 7 años y 3 meses de cárcel, la inhabilitación para siempre de cualquier cargo en el Vaticano, aunque el papa ya le había suspendido de su cargo como prefecto de la Causa de los Santos y retirado los beneficios cardenalicios, y un resarcimiento a las partes civiles de 10.329 euros.
Los otros imputados, acusados diversos cargos: peculado, estafa agravada, extorsión y blanqueo de capitales, recibieron una petición de pena de entre tres y trece años de cárcel y entre 9.000 y 18.000 euros en resarcimientos.
Estos son el abogado suizo René Brülhart, anterior presidente la Autoridad de Supervisión e Información Financiera del Vaticano, el sacerdote Mauro Carlino, ex secretario del cardenal; Tommaso Di Ruzza, ex director de la Autoridad de Información Financiera del Vaticano y Fabrizio Tirabassi, empleado de la Oficina Administrativa de la Secretaría de Estado.
Otro escándalo financiero en el Vaticano. Parece que la corrupción está arraigada en sus altos cargos.
Es necesario que se haga justicia y se investigue a fondo. Nadie debe estar por encima de la ley.
¿Cómo es posible que esto haya ocurrido bajo la mirada de Becciu? La negligencia es evidente.
Espero que este juicio marque un precedente para una mayor transparencia en las finanzas vaticanas.
Malditos estafadores! Deberían pudrirse en la cárcel por dañar la Santa Sede.
El Vaticano debe reformar sus prácticas financieras para evitar futuros escándalos.
Si no toman medidas drásticas, la confianza en la Iglesia seguirá deteriorándose.
La acusación es grave, pero la justicia debe hacer su trabajo y emitir un veredicto imparcial.
¿Habrá más implicados? Es difícil creer que solo Becciu esté involucrado en esto.
La imagen de la Iglesia se ve afectada por estos actos de corrupción. Es una vergüenza.
Ojalá el juicio sea justo y se castigue a quienes dañaron la integridad del Vaticano.
A pesar de las dificultades, es importante que se descubran y enfrenten estos problemas.
Esto solo demuestra que la jerarquía vaticana está desconectada de la realidad.
Espero que se esclarezcan todas las irregularidades y se restaure la confianza en la Santa Sede.
: La gestión financiera en el Vaticano ha sido un desastre durante demasiado tiempo.
Que un cardenal enfrente la justicia envía un mensaje de igualdad ante la ley.
No me sorprende, la Iglesia siempre ha sido una máquina de dinero corrupta.
Los fieles merecen saber que sus donaciones se utilizan correctamente y con transparencia.
Si no hay cambios reales en la gestión, futuros escándalos son inevitables.
Qué medidas se tomarán para evitar que esto vuelva a suceder?