El lunes 15 de mayo el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió de que la «trágica situación» de Haití amenaza la seguridad del Caribe y de otras regiones, al tiempo que presionó a la comunidad internacional para que dé una respuesta.
Gutiérrez dialogó a puerta cerrada con el primer ministro jamaicano, Andrew Holness, en su primera visita a la isla, que se produce alrededor de tres meses después de que Holness anunciara que su Gobierno estaba dispuesto a enviar soldados y policías a Haití, como parte de una propuesta de despliegue de fuerzas armadas internacionales.
El secretario de la ONU señaló que ningún otro país ha dado un paso al frente a pesar de que el primer ministro de Haití, y otros altos funcionarios, pidieron el pasado mes de octubre el despliegue inmediato de una fuerza internacional para luchar contra el aumento de la violencia de las bandas.
«En estos momentos nos encontramos en una especie de punto muerto», aseguró, indicando que ha sido difícil movilizar la voluntad de los países que mejor podrían dirigir una operación de este tipo.
Holness, que visitó Haití en febrero como parte de un impulso regional para ayudar a mediar en la crisis del país, dijo que los países que apoyarían un despliegue de este tipo quieren ver primero un consenso político en Haití y un calendario para poner fin al despliegue propuesto.
«No es que nuestras súplicas hayan caído en saco roto», afirmó. «Están siendo escuchadas y atendidas. La cuestión es el ritmo de actuación».
La capital de Haití y las zonas aledañas han sucumbido en gran medida a las bandas beligerantes que han invadido barrios y matado a personas en una lucha por controlar más territorio, y la ONU calcula que ahora controlan hasta el 80% de Puerto Príncipe.