Cada 26 de abril se conmemora el Día Internacional en Recuerdo del Desastre de Chernóbyl, establecido por la ONU para honrar a las víctimas y reflexionar sobre el impacto del accidente nuclear ocurrido en 1986 en Ucrania.
La explosión en el reactor 4 de la planta liberó toneladas de material radiactivo, afectando a millones de personas y dejando una huella imborrable en la historia.
La ciudad de Prípyat, cercana a la planta, fue evacuada y desde entonces permanece deshabitada, convertida en una ciudad fantasma. Aunque la naturaleza ha reclamado el espacio, los niveles de radiación siguen siendo peligrosos. En 2019 se completó un nuevo sarcófago de acero para contener la radiación, diseñado para durar al menos 100 años.
Chernóbyl sigue siendo un símbolo de advertencia sobre los riesgos de la energía nuclear mal manejada. Hoy en día, documentales, películas y visitas turísticas ayudan a mantener viva la memoria del desastre. Encender una vela, compartir contenido educativo o ver una serie sobre el tema son formas de conmemorar esta fecha.
Chernóbyl es la prueba de que cuando uno juega con fuego nuclear, se quema feo.
Uno ve esos documentales y todavía le da frío en el cuerpo, ¡qué locura fue esa!
Esa ciudad de Prípyat da más miedo que una película de terror, todo abandonado.
Qué bueno que se recuerda, pa’ que el mundo no olvide el daño que puede causar un fallo humano.
Ojalá y que las generaciones nuevas entiendan que no todo avance tecnológico es seguro.
Chernóbyl nos enseñó que un error puede marcar generaciones enteras… Una vaina que nunca se olvida.
Tanta gente que sufrió por culpa de la negligencia… Hoy uno solo puede mandar bendiciones pa’ esas almas.