En Gaza, el Ramadán se vive entre escombros y tiendas de campaña, mientras miles de palestinos intentan regresar a sus hogares destruidos tras más de un año de desplazamiento. La falta de recursos básicos y la destrucción generalizada han hecho que la celebración sea aún más difícil para las familias afectadas por la guerra.
A pesar del alto el fuego, los ataques israelíes continúan y Gaza sigue sin ser un lugar seguro. Israel ha bloqueado la entrada de ayuda humanitaria y maquinaria para la reconstrucción, dejando a la población en una crisis extrema de alimentos, agua y electricidad. En medio de esta situación, los palestinos intentan seguir con sus tradiciones religiosas.
El deterioro de las carreteras y la falta de servicios esenciales agravan la crisis. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue sin lograr avances en las negociaciones para una solución definitiva. Los gazatíes piden ayuda y compasión ante las condiciones inhumanas en las que intentan sobrevivir.
El Ramadán debería ser tiempo de paz, pero en Gaza solo hay escombros y desesperación
Un año después y la gente sigue sin hogar, la reconstrucción es solo un sueño lejano
Alto el fuego de nombre, porque los ataques no han parado y la gente sigue muriendo
Sin comida, sin agua, sin luz, pero con fe, los palestinos resisten como pueden
El bloqueo israelí solo empeora la crisis, la ayuda no entra y la gente se muere de hambre