Al menos 11 personas murieron y 65 resultaron heridas en dos explosiones durante una manifestación del grupo rebelde M23 en Bukavu, en el este de la República Democrática del Congo.
La presidencia congoleña culpó a «un ejército extranjero», en aparente referencia a Ruanda, mientras que el líder rebelde Corneille Nangaa afirmó que las granadas usadas en el ataque son similares a las del ejército de Burundi.
El ataque ocurrió en medio de la creciente violencia en la región, donde el M23 ha tomado ciudades clave y ha sido acusado de cometer crímenes como asesinatos masivos y reclutamiento de niños soldados. La ofensiva ha dejado unas 7.000 muertes desde enero y ha generado temores de una guerra regional.
El conflicto en el este del Congo está ligado a la inestabilidad que dejó el genocidio de Ruanda en 1994 y la lucha por los recursos minerales del país. Mientras el M23 intenta consolidar su control en los territorios ocupados, la comunidad internacional teme una escalada aún mayor del conflicto.
Esa vaina en el Congo está feísima, y el mundo mirando pa’ otro lado como si no existiera.
Cada vez que mencionan a Ruanda en este conflicto, la cosa se pone más tensa.
¿Y la ONU? Siempre condenando, pero a la hora de actuar, ná de ná.
El M23 anda como dueño y señor del este del Congo, y nadie le pone freno.
El que tiene recursos minerales en África, tiene guerra asegurada.
Dicen que el ataque fue con granadas burundesas, pero aquí todo el mundo se echa la culpa y al final nadie paga.