El nuevo gobierno del Líbano, encabezado por Nawaf Salam, obtuvo el voto de confianza en el Parlamento con el respaldo de 95 legisladores de los 128 escaños.
En su discurso, Salam prometió impulsar reformas económicas, iniciar negociaciones con el FMI y fortalecer la autoridad del Estado en asuntos de seguridad, distanciándose del dominio político y militar que Hezbolá ejercía en el país.
El panorama político libanés cambia tras la guerra de 14 meses entre Hezbolá e Israel y la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, lo que ha afectado las rutas de suministro desde Irán. La nueva administración, integrada por figuras ajenas a la política tradicional, busca restaurar la confianza económica y lograr financiamiento internacional para la reconstrucción del país.
El Líbano enfrenta una crisis económica desde 2019, con un sistema financiero colapsado y deudas estatales que llevaron a un incumplimiento soberano en 2020.
El nuevo gobierno pretende retomar las negociaciones con el FMI, tras un acuerdo preliminar en 2022 que nunca se implementó. La formación del gabinete el 8 de febrero se dio luego de una inusual intervención de EE.UU. en el proceso político libanés.