El presidente Donald Trump ha implementado medidas que restringen la ayuda exterior de Estados Unidos, desmantelando agencias clave como la USAID y retirando subvenciones a programas globales.
Estas acciones, enmarcadas en la política de “Estados Unidos Primero”, han generado preocupaciones de que Washington esté cediendo terreno en el escenario internacional, perdiendo una herramienta crucial de “poder blando” para construir alianzas y ejercer influencia sin recurrir a la coerción militar.
Las restricciones se han evidenciado en casos como el de Camboya, donde China destinó 4.4 millones de dólares para operaciones de desminado, mientras que el gobierno de Trump detuvo una subvención de 6.3 millones de dólares para retirar municiones sin explotar.
Además, en Panamá se logró que se abandonara la Iniciativa de la Franja y la Ruta de Beijing. Legisladores y expertos, como Feng Zhang y el senador Andy Kim, han manifestado su inquietud, advirtiendo que estas políticas podrían favorecer al mayor adversario de Estados Unidos, permitiendo a China ampliar su influencia global mediante inversiones en infraestructura y otros proyectos estratégicos.
La comparación entre el gasto en ayuda exterior de China y Estados Unidos resalta diferencias significativas: mientras Beijing invierte principalmente en deuda para financiar proyectos de energía e infraestructura, Washington otorga subvenciones y préstamos a tasas preferenciales en salud, educación y ayuda humanitaria.
Con cifras que muestran un gasto anual similar en términos absolutos, la menor proporción del presupuesto estadounidense destinada a ayuda exterior —menos del 1%— podría socavar la capacidad de Estados Unidos para proyectar buena voluntad, dejando un vacío que China está lista para llenar y que podría impulsar una diplomacia cada vez más militarizada.
Trump aplicando el “Estados Unidos Primero” y China aprovechando el vacío.
Menos ayuda de USA, más espacio para que China se luzca con su chequera.
Cortan la ayuda exterior, pero después se quejan de la influencia china.
USA deja de pagar la cuenta y Beijing se adueña de la mesa.
Menos subvenciones, más oportunidades para que China gane amigos.
La diplomacia de chequera china va en ascenso mientras USA se repliega.
Si USA deja el campo libre, China no pierde tiempo en ocuparlo.