Las intensas lluvias y tormentas que han azotado el sureste de Estados Unidos han dejado al menos nueve personas muertas, ocho de ellas en Kentucky, donde las crecidas de los arroyos y las inundaciones en las carreteras provocaron múltiples tragedias.
Entre las víctimas se encuentran una madre y su hijo de 7 años, quienes fueron arrastrados por la corriente en el condado Hart. El gobernador Andy Beshear instó a la población a evitar las carreteras y destacó la labor de los equipos de rescate que trabajan en la búsqueda de desaparecidos.
Las condiciones meteorológicas extremas han causado estragos en varias regiones. Además de las inundaciones, se han registrado apagones que afectan a unas 39,000 viviendas en Kentucky.
En Atlanta, una persona falleció luego de que un enorme árbol cayera sobre su casa debido a los fuertes vientos. Mientras tanto, en el norte del estado de Nueva York y Nueva Inglaterra, se esperan intensas nevadas y ráfagas de viento de hasta 97 kilómetros por hora, lo que podría generar condiciones peligrosas en las carreteras.
El presidente Donald Trump aprobó la solicitud de emergencia del gobernador Beshear para brindar ayuda a las zonas afectadas. Los meteorólogos advierten que los efectos de las lluvias e inundaciones podrían prolongarse durante los próximos días, con ríos desbordados y posibles deslaves en Tennessee, Georgia y Florida.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades han pedido a la población extremar precauciones y evitar desplazamientos innecesarios.
Cuando no es fuego, es agua… ¡el sur de EE.UU. no coge un respiro!
Ese Beshear está más ocupado que un plomero en día de aguacero.
Ese viento está más fuerte que un pleito de colmado.
Con ese apagón, la gente está más a oscuras que un callejón en la Duarte.
Esa nieve en Nueva York no tiene compasión, ¡hasta el frío apoya el desastre!
Los ríos están más desbordados que un mercado en quincena.