El gobierno de Donald Trump ha tomado medidas drásticas en la Agencia Federal de Gestión de Catástrofes (FEMA) al despedir de inmediato a cuatro empleados, entre ellos al director financiero, dos analistas de programas y un especialista en subvenciones, acusados de efectuar pagos excesivos a hoteles de lujo para alojar a migrantes en Nueva York.
Según declaró el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), estos empleados actuaron por cuenta propia, eludiendo las directrices oficiales y comprometiendo los recursos públicos en gastos considerados “atroces”. La medida se enmarca en la campaña del mandatario contra lo que él denomina la “insubordinación” dentro del aparato gubernamental.
El anuncio se produce tras denuncias públicas y comentarios en redes sociales de figuras como Elon Musk, quien afirmó que FEMA pagó 59 millones de dólares en una sola semana a hoteles de lujo, una cifra que el gobierno de Trump calificó de inaceptable.
En respuesta, Trump ha criticado fuertemente a FEMA, argumentando que la agencia es ineficaz y que su eliminación sería necesaria para asegurar un uso adecuado de los fondos públicos. Además, el DHS enfatizó que estas acciones se toman para evitar que “los activistas del estado profundo” socaven la seguridad y la voluntad del pueblo estadounidense.
La decisión se produce en medio de un intenso escrutinio sobre el manejo de los fondos federales, especialmente en zonas demócratas, donde se acusa a FEMA de gastar decenas de millones mientras se descuida el apoyo a comunidades en crisis, como las de Carolina del Norte.
La administración Trump ha utilizado estas medidas como parte de una estrategia más amplia para reducir el gasto público y reforzar la eficiencia gubernamental, lo que ha generado un debate polarizado entre políticos y analistas sobre el futuro de la agencia y la dirección de la política migratoria en Estados Unidos.