Panamá se convirtió en el primer país latinoamericano en retirarse de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI) de China, un plan global de infraestructura impulsado por Beijing. La decisión fue anunciada por el presidente panameño, José Raúl Mulino, tras la visita del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, quien había instado al país a reducir la influencia china en el Canal de Panamá.
China reaccionó con fuertes críticas a Washington, acusándolo de tener una «mentalidad de Guerra Fría» y de presionar a los países latinoamericanos para debilitar su cooperación con Beijing. El portavoz chino Lin Jian afirmó que EE.UU. busca socavar la BRI mediante coerción y difamación, mientras que Pekín reiteró su apoyo a la soberanía de Panamá sobre el canal.
Rubio celebró la decisión panameña como un avance en las relaciones bilaterales con EE.UU., aunque Mulino negó haber actuado bajo presión. Con este movimiento, Panamá marca un giro en su política exterior, en un contexto de crecientes tensiones entre EE.UU. y China por la influencia en América Latina.