El presidente Donald Trump ha prometido modernizar el sistema de control del tráfico aéreo de Estados Unidos tras el trágico accidente del 29 de enero, en el que un avión de American Airlines colisionó con un helicóptero Black Hawk del Ejército cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en Washington.
El incidente, que dejó 67 fallecidos, ha reavivado el debate sobre la eficiencia del sistema informático utilizado por los controladores aéreos, el cual Trump calificó de “obsoleto”. Durante el Desayuno Nacional de Oración, el mandatario insistió en que el país necesita un sistema “totalmente nuevo” en lugar de seguir invirtiendo en tecnología antigua y fallida.
Las autoridades federales llevan tiempo alertando sobre los problemas del control aéreo en EE. UU., incluyendo la falta de personal y la sobrecarga de trabajo en los aeropuertos más concurridos.
Según la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), el controlador que manejaba el tráfico aéreo en la noche del accidente había recibido una alerta sobre la proximidad de las aeronaves y trató de dirigir al helicóptero para evitar la colisión.
No obstante, datos preliminares indican que la altitud del helicóptero podría haber sido mayor de lo permitido, lo que añade otra capa de complejidad a la investigación en curso.
El accidente ha sido el más mortal en EE. UU. desde el año 2001 y ha generado un llamado urgente a la reforma del sistema de control aéreo.
Trump ha señalado que la solución no es actualizar el sistema actual, sino crear uno completamente nuevo, que sea eficiente y seguro.
Mientras tanto, los investigadores trabajan en la recuperación de los restos del Black Hawk para esclarecer la altitud exacta del helicóptero antes del impacto.
Se espera que este trágico suceso impulse una revisión integral de la seguridad aérea en el país y acelere la modernización de sus infraestructuras tecnológicas.